Unos pocos días atrás se conoció finalmente, a pesar de varios años de suspicacias y mitos sobre su muerte, que Salvador Allende se suicidó. Lo que se suponía pero que nadie podía afirmar se hizo realidad, a partir de que unos peritos forenses analizaran los restos del presidente. Desde que Allende y la izquierda chilena agrupados en la Unidad Popular, habían logrado llegar al poder mediante el voto popular en las elecciones de 1970, las cosas comenzaron a cambiar en el país sudamericano. El presidente tomo algunas medidas de nacionalización y socialización de empresas de sumo interes nacional, también creo empresas estatales como CODELCO que pusó en manos de estado chileno el monopolio y las grandes ganancias provenientes del cobre.
Los yankees y la derecha apoyada por los militares chilenos se dieron cuenta que a Allende no lo iban a poder derrotar por la vía democrática. Después de no poder ganar la mayoría en el congreso en las elecciones de 1973, pusieron en marcha una de sus mas antiguas y nefastas armas, el golpe de estado, una moneda corriente en aquel siglo en América Látina. El 11 de septiembre los militares bombardean puntos estratégicos como radios populares y edificios públicos. Por la tarde, atacaron el palacio de la Moneda donde se encontraba el presidente. Los militares dirigidos por Agusto Pinochet entraron a los tiros y arrojando gases lacrimógenos. Al verse acorralado y ver como su país pasaría a ser una colonia de los Estados Unidos, manejado por los militares y la derecha pro-yankee, Allende toma su fusil AK-47 que le había regalado Fidel Castro y quita la vida. El disparo entró debajo de su mentón, acabando con su vida en el acto. La democracia, la dignidad y la justicia social se fueron junto a él, aquel fatidico 11 de septiembre. Es por esto que para mí, Salvador Allende no se suicidó si no que fue una victima más del imperialismo norteamericano.
¡Patria o Muerte, Venceremos! ¡Viva Salvador Allende y la Chile Marxista!
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